¿Contaminar por preguntar? El dilema (real o no) del ChatGPT y la contaminación 

GPT contamina más que calentar un café. O eso dicen. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Estamos matando el planeta a golpe de prompt o es solo otro bulo eco-fashion? Spoiler: no es tan blanco o negro.

La frase que encendió la mecha

Todo arrancó con un dato viral: una consulta a ChatGPT emite 500 veces más CO₂ que una búsqueda en Google.”
Lo dijo un investigador del MIT y el dato corrió como pólvora. Al día siguiente, ya estaba en los titulares, los posts indignados de LinkedIn y, cómo no, en hilos de X (Twitter, para la gente vintage). La IA no solo era peligrosa por destruir empleos o fomentar el caos informativo… ahora también calentaba el planeta. Literalmente.

Pero… espera. ¿500 veces más? ¿Quién midió eso? ¿En qué condiciones? ¿Cuál ChatGPT? ¿Qué versión? ¿Qué servidor? ¿Qué consumo energético? ¿Con qué fuente eléctrica?

Spoiler: los titulares no suelen venir con asteriscos ni pies de página.

La otra parte del cuento: 

sí, contamina… pero no tanto como crees

¿Contamina? Sí.
¿Es una locura que debería alarmarnos? También sí… pero como TODO lo digital.

El entrenamiento de modelos como ChatGPT (y sus primos como Claude, Gemini, Copilot y compañía) requiere cantidades bestiales de energía. Pero no es lo mismo entrenar el modelo que usarlo. La mayoría de las comparaciones virales mezclan churras con merinas: confunden la huella de carbono del entrenamiento (que puede durar meses y consumir energía equivalente a decenas de hogares durante un año) con la de una simple consulta.

Además, muchos estudios serios aún están intentando medir de forma precisa cuánto contamina realmente una interacción con IA. El rango es tan amplio que va desde lo anecdótico hasta lo alarmante. ¿Por qué? Porque depende de mil factores: la infraestructura, la localización del servidor, la fuente de energía, el número de tokens procesados, el modelo usado… Y sí, el café sigue ganando en emisiones si lo haces con cápsula y sin pensar en reciclarla.

La hipocresía energética del primer mundo digital

La pregunta que nadie parece hacerse: ¿por qué esto genera escándalo y no todo lo demás?

Porque si vamos a hablar de contaminación digital, hay que mirar a lo grande. Por ejemplo:

  • Ver un vídeo de 10 minutos en 4K en YouTube puede consumir más energía que mil prompts de texto.

  • Enviar 20 mails con copia innecesaria es más contaminante que una sesión corta de GPT.

  • Dejar encendido el WiFi todo el día en casa, incluso cuando no estás, también suma.

La huella digital es silenciosa. Invisible. Pero ahí está, creciendo a la sombra de nuestra hiperconectividad.

Y sin embargo, la IA es la nueva culpable oficial. Porque es disruptiva. Porque da miedo. Porque es más fácil apuntar el dedo a lo último que asumir que todo el sistema digital está basado en un modelo energético muy poco sostenible.

¿Bulo, alarma justificada o puro clickbait?

La respuesta real: un poco de todo.

🔸 ¿Es un bulo total? No. Hay impacto real, sobre todo en la escala masiva que supone que millones de personas usen estas herramientas todos los días.
🔸 ¿Es alarmismo barato? También. Comparar mal, sin contexto, lleva a conclusiones simplistas que solo sirven para viralizar titulares.
🔸 ¿Deberíamos dejar de usar IA por esto? Nope. Deberíamos exigir mejores prácticas, no abandonar la tecnología.

El verdadero problema

 (y la verdadera solución)

El problema no es la IA. Es la infraestructura digital global, aún en gran parte alimentada por fuentes no renovables. Es la falta de eficiencia energética. Es la ausencia de transparencia por parte de las grandes tecnológicas. Es que usamos herramientas poderosas sin hacernos preguntas.

¿Quieres una IA más verde? No la canceles: exígela mejor. Pide que sus servidores se alimenten con energías limpias. Que optimicen el uso de tokens. Que midan y publiquen su huella de carbono. Que rindan cuentas.

La sostenibilidad no es decir “esto contamina, malo, cancelado”. Es mirar todo el sistema. Y rediseñarlo.

¿Quieres salvar al planeta? Empieza por no reenviar ese meme a 50 personas.
¿Quieres reducir tu huella digital? Cierra pestañas, apaga el router a la noche, no le des al scroll infinito.
¿Quieres IA más limpia? Hazla parte de la conversación. No la conviertas en chivo expiatorio.

En Distrito lo decimos claro: ni bulo, ni apocalipsis. Solo una verdad incómoda que hay que mirar de frente. Sin miedo. Sin filtros. Con datos. Y con ideas para hacerlo distinto.

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